domingo, 12 de abril de 2009

A propósito de mi

Foto de Mikka Kauppinen. 

{Chocolate caliente con queso. 
No tengo ganas de frambuesas}.

Me levanté temprano, con hambre, con ganas de caminar, de tomarme algo caliente, de sentarme durante horas a leer y a pensar.

{Quisiera ir donde el eucalipto y el jazmín. 
Me apetece oler la tierra mojada, escuchar al colibrí.}

Pensar. 
Se pierde el pensar. Se pierde en la marcha, en los tragos, en la melancolía, en el movimiento.
Se esfuma. 
Se desdibuja con la brusquedad con la que agarro aveces la vida. 
Pero ahí está. 
Vuelve.
Ahora pienso. 

{Siento un ligero sabor a vainilla y a canela en mi lengua. 
Tengo ganas de bañarme con agua fría}

Cuando pinto Mándalas, siento la presencia absoluta, el ahí de mi existencia. 
Sólo somos el trazo y yo. 
Si. 
El trazo y yo en armonía con la inhalación y la exhalación. 
Somos trazo, corazón, mente, inhalación, exhalación y color.
Hay un impulso cromático. 
Una pulsión figurativa.
Una necesidad vital. 

{Recuerdo la textura de la madera recién lijada,
los bordes lizos del hierro forjado. 
También puedo ver una pupila dilatada}

 Hoy quisiera comenzarlo todo de nuevo.
Tener un pequeño nacimiento fortuito... 

Dice María Dolores Iñiguez - una artista española- que "el camino que se recorre para ser uno mismo está lleno de muertes simbólicas".

Ya lo creo. 
Parece que muero constantemente.
Y parece que en cada muerte y en cada nacimiento, hay un descubrimiento, algo que se asienta y algo que se va. 

{Anoche dormí profundamente.
No soñé nada, pero descanse montones}

 Igual no importa. 
Soy solo una gota que cae.