miércoles, 25 de marzo de 2009

Mon Oliv


"Il se peut que mon sort change du tout au tout; mais ce n'est pas là
l'essentiel. L'essentiel, c'est le changement qui s'est déjà produit
dans ma vie. J'ai laissé là-bas bien des choses, trop de choses. Tout
a disparu. Quand j'étais en wagon je pensais: je vais maintenant
entrer dans la société des hommes. Je ne sais peut-être rien, mais une
vie nouvelle a commencé pour moi. Je me suis promis d'accomplir ma
tâche avec honnêteté et fermeté. Il se peut que j'aie des ennuis et
des difficultés dans mes rapports avec les hommes. En tout cas, j'ai
résolu d'être courtois et sincère avec tout le monde; personne ne m'en
demandera davantage. Peut-être qu'ici encore on me regardera comme un
enfant, tant pis! Tout le monde me considère aussi comme un idiot. Je
ne sais pourquoi. J'ai été si malade, il est vrai, que cela m'a donné
l'air d'un idiot.Mais suis-je un idiot à présent que je comprends
moi-même qu'on me tient pour un idiot? Quand j'entre quelque part, je
pense: oui, ils me prennent pour un idiot, mais je suis un homme sensé
et ces gens-là ne s'en doutent pas...Cette idée me revient souvent"

(El idiota, Fedor Dostoïevski)

martes, 24 de marzo de 2009

Habitando la Ciudad


Memorial a las Víctimas de la Represión Política: 
Parque de la Meditación de Chillán
Chile



Tomado de: www.plataformaarquitectura.cl 
Fotos de: Miguel Casassus R. 
Autores: Miguel Casassus R. y Rodrigo Aguilar

Entre más me sumerjo en cuestiones arquitectónicas, más caigo en cuenta de la importancia que tiene el habitar para nosotros, los seres humanos. 

Entre más camino por las calles destrozadas de Bogotá, entre más cemento recorro, entre más encuentros con las extraordinarias obras de recuperación de ciudad -que han sido emprendidas desde hace ya casi una década en distrito capital- tengo (pensemos en el eje ambiental, en el parque tercer milenio, en la biblioteca Virgilio Barco), más me percato de que en definitiva, los arquitectos son una de las piedras angulares de toda sociedad. 

Siempre que pienso en un espacio y/o en un lugar determinado, lo asocio con alguna experiencia de vida, con una forma específica de ver, sentir y comprender el mundo. Creo que toda nuestra existencia, desde que nos levantamos hasta que cerramos los ojos ya tarde en la noche, está siempre permeada, influida y hasta condicionada por los espacios que habitamos, por los lugares que recorremos; por las magnitudes, las luces y las sombras, las formas y los colores, las texturas y los olores de aquellos "contenedores" en los cuales transcurren nuestras horas, nuestro tiempo vital. Y creo que es justamente por ello, que le doy tanta importancia a los pequeños y a los grandes detalles de las casas, los edificios, la tiendas, los cafés, los supermercados, las calles, los sistemas de transporte, etc. Siempre estoy con los ojos bien abiertos, atenta, pendiente de las cosas que las ciudad y sus objetos -objetos como espacios- me pueden decir. 

Tristemente, he observado como lentamente, a pesar de los proyectos que han tratado de ser llevados a cabo por algunas de las administraciones distritales, Bogotá se convierte más y más en una gran caja de cemento compacto por fuera, y caótico por dentro. Las razones para esto son diversas, y no trataré de esbozarlas aquí. Tampoco se trata de buscar culpables; culpables somos todos, porque todos habitamos esta ciudad. Pero si algo es seguro, es que en gran medida, la responsabilidad de que la capital sea tan gris y cuadrada (digo lo cuadrado por las bellas cajas de fósforos de millones y millones de pesos que se hacen ahora en reemplazo de casas y de apartamentos un poco más humanos) es de nuestros arquitectos. Ellos, al igual que la mayoría de quiénes se vinculan a la actividad productiva, se han dejado llevar por la fiebre del capital, dejando de asumir su responsabilidad como constructores de humanidad. Los nuevos arquitectos no son más artesanos, se han convertido en productores masivos de ratoneras - y de ratoneras de baja calidad-. Sacrifican, en alianza con los ingenieros, la belleza, la comodidad y la calidad, por la ganancia. Todo es dinero. 

Decidí subir estas fotos del Parque de la Meditación de Chillán porque si bien en Chile las cosas no son mucho mejores que aquí, lo que he podido ver es que allá hay un interés más notorio sobre el tema del habitar. Este parque, construido en el año 2007, en un claro ejemplo del cómo un lugar puede hacernos morar en un espacio - tiempo  (la historia, la memoria), o si lo prefieren, simplemente, habitar en una ciudad. Es propiamente hablando, el lugar como testimonio: nos cuenta de un  pasado violento, nos interpela y nos habla sobre aquellos que fueron acallados por la represión política del Chile en dictadura. 

Es un espacio que realmente responde a una coyuntura social e histórica, que quizá se haya enraizado tan profundamente en el inconsciente de las personas, que ahora hace parte de su manera de abordar el mundo. En su respuesta a esa situación vivida y vívida, este espacio se alza como memoria y como llamado a la no repetición de este tipo de eventos en tiempos venideros. 

Cito dos aspectos destacados de este proyecto: 

1) La preservación de la memoria: "...el acto de evocar, necesario e ineludible para la construcción de una sociedad con un futuro común, se formaliza a partir de un talud con los nombres de los que ya no están presentes, como una manera de preservarlos en la memoria colectiva

 2)  De la forma de trazar huellas: "La constitución de un espacio de recogimiento horadado en la tierra, permite la reunión en torno a una serie de pilares de luz ordenados de forma aleatoria y que, reflejados sobre un plano de agua, traza simbólicamente los vestigios marcados sobre el suelo de los hechos sucedidos".

Ahora, es claro que la problemática de la falta de responsabilidad es algo que se extiende no solo a los arquitectos, sino también a todas las demás disciplinas humanas. 

miércoles, 18 de marzo de 2009

Descansa en paz, Meira: entre islas, sueños, amores y reencuntros

Debo reconocer que no soy una buena lectora de poesía Colombiana. En una época leía mucho a Jose Asunción Silva, a Julio Flores, a León de Greiff y a Porfirio Barba Jacob, a quienes decidí dejar quietos durante bastantes años; los suficientes para quitarme el delirio de poeta maldito y poder leer poesía sin tener que rasgarme las vestiduras después de eso. 

Pero hace poco, quizá desde hace ya un año, me reconcilié con la literatura, y hace un poco menos, quizá unos 8 meses, hice las paces con la poesía Colombiana. Curiosamente, en ese mismo periodo, tuve enormes discusiones con la filosofía... disputas que hoy en día aún persisten (ya mucho más tranquilas y pausadas, mediadas por la reflexión y la serenidad y no por la pasión y el hastió extremos) pero que ya son capaces de vivir junto al amor que día a día crece frente a la literatura. 

Pero ese no es el caso ahora. 

Lo que quería escribir esta relacionado con un regalo: Hace un par de semanas, encontré entre los libros polvorientos que habitan mi depósito, uno de antología poética colombiana, que algún sujeto enamorado le había regalado a mi mamá por allá en los 80s.  Y ahí, entre muchos autores, me tope con el nombre de Meira Delmar, a quien jamás habia escuchado (por ignorancia y no por falta de importacia). Comencé a leer poemas que venían de un libro y del otro, con la esperanza de poder llegar a cubrir gran parte de su obra. Sin embargo, debido a que mis otras pasiones me atraparon, dejé esta intención tirada en algún rincón de mi cuarto. Lastimosamente, hoy cuando leí El Tiempo, me enteré de que había fallecido en la madrugada. En honor a ella, y a su trayectoria como poeta, quiero publicar algunos de sus escritos. El primero se titula "Muerte mía", y lo pongo, a propósito de su muerte, y de la mía. El segundo es "Corazón", de su libro Verdad del Sueño. El último es sobre el amor, el lino, el viento, los jazmines... de mar, de rió, de sol, de la niña, de Barranquilla...

Muerte mía 
(Del libro Secreta isla) 

La muerte no es quedarme 
con las manos ancladas 
como barcos inútiles 
a mis propias orillas, 
ni tener en los ojos, 
tras la sombra del párpado 
el último paisaje 
hundiéndose en sí mismo. 

La muerte no es sentirme 
fija en la tierra oscura 
mientras mueve la noche 
su gajo de luceros, 
y mueve el mar profundo 
las naves y los peces, 
y el viento mueve estíos, 
otoños, primaveras. 

¡Otra cosa es la muerte! 

Decir tu nombre una 
y otra vez en la niebla 
sin que tornes el rostro 
a mi rostro, es la muerte. 
Y estar de ti lejana 
cuando dices "La tarde 
vuela sobre las rosas 
como un ala de oro". 

La muerte es ir borrando 
caminos de regreso 
y llegar con mis lágrimas 
a un país sin nosotros 
y es saber qué pregunta 
mi corazón en vano 
por tu melancolía 

Otra cosa es la muerte. 
Corazón
(Del libro Verdad del sueño)

Este es mi corazón. Mi enamorado
corazón, delirante todavía.
Un ángel en azul de poesía
le tiene para siempre traspasado.

En él, como en un río sosegado,
el cielo es de cristal y melodía.
Y a su dulce comarca llega el día
con un paso de niño iluminado.

Este es mi corazón. La primavera
que inaugura las rosas, vana fuera
sin su espejo de gozo repetido.

Y vano el tiempo del amor, que mueve
las alas de los sueños, y conmueve
la sangre con su canto sostenido


Romance de Barranquilla
(Del libro Sitio del amor) 

Porque nació frente al alba 
y en el sitio de la brisa, 
le dieron un nombre claro 
de flor o de lluvia fina. 
Un nombre para decirlo 
en medio de la sonrisa, 
enamorados los ojos 
y el corazón: ¡Barranquilla! 
Porque nació frente al alba 
¡y el alba es buena madrina! 

Con lino de sol y sombra 
tejieron años los días 
y una mañana sin nubes 
despertó moza la niña. 

Con los cabellos al viento, 
la dulce piel encendida, 
y el andar sin descanso 
tal aire de gallardía 
que el alma de las palmeras 
arrodillóse vencida... 
Porque nació frente al alba 
¡y el alba es buena madrina! 

Breves jazmines alados 
--casi de luz detenida-- 
crecen con gracia delgada 
cuando sus pasos atisban... 
La tarde cuida su gozo, 
la noche su sueño cuida, 
y ella se viste con seda 
de flores amanecidas 
sobre la cumbre del árbol 
tan solo para vestirla... 

Seda dorada del roble 
con hebras de melodía, 
seda de la acacia roja, 
seda de las campanillas 
que tienen fugaz el aire 
y como el aire palpitan... 
Rodea sus altas sienes 
un vuelo de golondrinas 
y abre jacintos de oro 
su diestra mano clarísima. 
Porque nació frente al alba 
¡Y el alba es buena madrina! 

El mar de gritos azules, 
el mar del habla encendida, 
le trae canciones remotas 
y barcas de otras orillas. 
El río, tenaz viajero, 
con largo asombro la mira, 
y le regala blancura 
de garzas estremecidas 
que suben a la comarca 
donde la estrella se inicia. 
Y el viento pirata, el viento 
de clara estirpe marina, 
le ciñe el talle redondo 
con brazos de lejanía, 
¡y se la lleva consigo 
donde la tierra limita 
con el batir de campanas 
de la triunfal alegría! 

Porque nació frente al alba, 
y porque el alba madrina, 
le dio aquel nombre que pide, 
para decirlo, sonrisa... 
El nombre que puede ser 
de flor o de lluvia fina, 
y que también lleva el Ángel 
de júbilo: ¡Barranquilla! 

.


domingo, 15 de marzo de 2009

martes, 3 de marzo de 2009

Godard es como un lirio: reseña de una flor.

Tengo en frente de mi un montón de lirios blancos y rosados que se apoderan del espacio en el que habitan. Los veo majestuosos, hermosos, únicos, profundos. Los miro y debo inclinar mi cabeza ante ellos. Siempre he pensando que una casa sin flores es como un jardín muerto; un espacio vacío, sin colores, inexpresivo, sin vísceras. Por eso en mi casa siempre hay flores: aquí podemos estar aveces medio muertos, medio vacíos... pero solo medio; nunca sin vísceras, nunca sin colores, nunca sin gestos en el rostro. 

Cuando amanece y saludo el naranja purpúreo de la mañana, cuando me siento a tomar mi café y a respirar un poco, los lirios me hablan, me susurran y aveces me suben el tono de su voz de forma imponente. Algunos le llaman a eso "animismo" y quizá sea así (de serlo, debo decir, todo sería culpa de Gloria y su terrible manía de ponerle nombres a las cosas y adjudicarles personalidades insulsas), igual no importa. El punto es que esta mañana, mientras pensaba en lo fuerte que me había quedado el café, voltee a mirar mis flores blancas y rosadas, y de repente, se me vino a la cabeza la imagen de Godard.  Claro, eso no gratuito; ayer vi un par de cortos de él que mi buen amigo Oliver (un francés muy Francés. De esos que se niega a escribir en inglés, que muere por el cine - bueno, es cineasta- y que come queso como si no hubiera mañana) me envió. Hace años había visto ya una de sus películas más famosas, de la cual solo me quedaron grabados los enormes ojos de la protagonista. Pero esta vez, con un poco más de conciencia y atención, pude sumergirme en sus imágenes y cuestionarme a partir de ellas. 

¿Por qué un lirio me dijo algo sobre Godard? Supongo que la razón es simple. Godard es como un lirio. Se alza con fuerza desde la tierra y deja atónitos a sus espectadores. Sus imágenes denuncian sutilmente, expresan con belleza y armonía la complejidad del entramado humano. Es inteligente y apasionado. Mordaz y sugerente. Ante todo, concreto, y  sin duda, muy agudo. 

Godard escribe con imágenes: muy conscientemente, junta el ensayo con la imagen en movimiento. Es una cualidad que muchos filósofos querríamos tener, pero que por injusticias del destino, no nos fue concedida. 

De sus películas, me interesa especialmente De Petit Soldat, en la cual logra plasmar de manera muy interesante una de las situaciones políticas más dramáticas del siglo XX: la tortura institucionalizada. Allí, en un estilo similar al de la novela policiaca, muestra Godard la situación de los presos políticos en Argelia en los años 60´s. El filme fue catalogado por la crítica como "confuso", a lo que el autor responde: "es confuso porque de hecho, era una situación confusa" (entrevista del Cahiers du Cinêma, No 138, 1962). Cierto. Aveces, hacer cine confuso no tiene nada de malo cuando detrás de él se esconde de por si una situación inexplicable e inentendible. 

Godard tiene fama de improvisar, de hacer cine espontáneo pero pensado. Puede que esa sea la razón por la que aquello que he visto de él me cautiva tanto, porque creo que en el fondo, el cine y el arte son como la vida, y la vida debe ser así: improvisada, arriesgada, espontánea pero pensada. 





Time… I mean time, time I mean.

                       Emptiness                           No time      Time

                          Silence                         Time.   No time.