martes, 24 de marzo de 2009

Habitando la Ciudad


Memorial a las Víctimas de la Represión Política: 
Parque de la Meditación de Chillán
Chile



Tomado de: www.plataformaarquitectura.cl 
Fotos de: Miguel Casassus R. 
Autores: Miguel Casassus R. y Rodrigo Aguilar

Entre más me sumerjo en cuestiones arquitectónicas, más caigo en cuenta de la importancia que tiene el habitar para nosotros, los seres humanos. 

Entre más camino por las calles destrozadas de Bogotá, entre más cemento recorro, entre más encuentros con las extraordinarias obras de recuperación de ciudad -que han sido emprendidas desde hace ya casi una década en distrito capital- tengo (pensemos en el eje ambiental, en el parque tercer milenio, en la biblioteca Virgilio Barco), más me percato de que en definitiva, los arquitectos son una de las piedras angulares de toda sociedad. 

Siempre que pienso en un espacio y/o en un lugar determinado, lo asocio con alguna experiencia de vida, con una forma específica de ver, sentir y comprender el mundo. Creo que toda nuestra existencia, desde que nos levantamos hasta que cerramos los ojos ya tarde en la noche, está siempre permeada, influida y hasta condicionada por los espacios que habitamos, por los lugares que recorremos; por las magnitudes, las luces y las sombras, las formas y los colores, las texturas y los olores de aquellos "contenedores" en los cuales transcurren nuestras horas, nuestro tiempo vital. Y creo que es justamente por ello, que le doy tanta importancia a los pequeños y a los grandes detalles de las casas, los edificios, la tiendas, los cafés, los supermercados, las calles, los sistemas de transporte, etc. Siempre estoy con los ojos bien abiertos, atenta, pendiente de las cosas que las ciudad y sus objetos -objetos como espacios- me pueden decir. 

Tristemente, he observado como lentamente, a pesar de los proyectos que han tratado de ser llevados a cabo por algunas de las administraciones distritales, Bogotá se convierte más y más en una gran caja de cemento compacto por fuera, y caótico por dentro. Las razones para esto son diversas, y no trataré de esbozarlas aquí. Tampoco se trata de buscar culpables; culpables somos todos, porque todos habitamos esta ciudad. Pero si algo es seguro, es que en gran medida, la responsabilidad de que la capital sea tan gris y cuadrada (digo lo cuadrado por las bellas cajas de fósforos de millones y millones de pesos que se hacen ahora en reemplazo de casas y de apartamentos un poco más humanos) es de nuestros arquitectos. Ellos, al igual que la mayoría de quiénes se vinculan a la actividad productiva, se han dejado llevar por la fiebre del capital, dejando de asumir su responsabilidad como constructores de humanidad. Los nuevos arquitectos no son más artesanos, se han convertido en productores masivos de ratoneras - y de ratoneras de baja calidad-. Sacrifican, en alianza con los ingenieros, la belleza, la comodidad y la calidad, por la ganancia. Todo es dinero. 

Decidí subir estas fotos del Parque de la Meditación de Chillán porque si bien en Chile las cosas no son mucho mejores que aquí, lo que he podido ver es que allá hay un interés más notorio sobre el tema del habitar. Este parque, construido en el año 2007, en un claro ejemplo del cómo un lugar puede hacernos morar en un espacio - tiempo  (la historia, la memoria), o si lo prefieren, simplemente, habitar en una ciudad. Es propiamente hablando, el lugar como testimonio: nos cuenta de un  pasado violento, nos interpela y nos habla sobre aquellos que fueron acallados por la represión política del Chile en dictadura. 

Es un espacio que realmente responde a una coyuntura social e histórica, que quizá se haya enraizado tan profundamente en el inconsciente de las personas, que ahora hace parte de su manera de abordar el mundo. En su respuesta a esa situación vivida y vívida, este espacio se alza como memoria y como llamado a la no repetición de este tipo de eventos en tiempos venideros. 

Cito dos aspectos destacados de este proyecto: 

1) La preservación de la memoria: "...el acto de evocar, necesario e ineludible para la construcción de una sociedad con un futuro común, se formaliza a partir de un talud con los nombres de los que ya no están presentes, como una manera de preservarlos en la memoria colectiva

 2)  De la forma de trazar huellas: "La constitución de un espacio de recogimiento horadado en la tierra, permite la reunión en torno a una serie de pilares de luz ordenados de forma aleatoria y que, reflejados sobre un plano de agua, traza simbólicamente los vestigios marcados sobre el suelo de los hechos sucedidos".

Ahora, es claro que la problemática de la falta de responsabilidad es algo que se extiende no solo a los arquitectos, sino también a todas las demás disciplinas humanas. 

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